Gueorgui Pinkhassov
No son más que palabras, pero pongo a mi enjuto cadáver por testigo de que estoy solo, de que estoy contigo.
-Joaquín Sabina-
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Aquí a mi lado tengo a veintitrés locas desplegadas
y por cada una, una edad desajustada.
Están aquí y se callan, muertas las musas,
excepto cuando intento desahogarme,
y entonces me dicen:
espera, primero traga.
''Un puñado de escamas de labios -les cuento-,
un rugido celestial, entre la hierba toda mi sangre,
un contoneo sudoroso en mi paladar.
Así le quiero yo. Gritando.''
''Me faltan una pierna y un brazo y un hombre -les cuento-,
me falta una línea continua, una luz dirigida,
una mano en mi pecho que diga:
espera, primero respira.''
No hay peor soledad que la predefinida,
aquí a mi lado tengo a veintitrés locas
que no saben si llorar
o matar el tiempo en otra herida.
''Un bulto rojo en la esperanza -les cuento-
piel de neumático desgastada,
una mamada a la crueldad aprendida
por no bajarme la falda.
Así es como me encuentro yo. Suplicando.''
Aquí a mi lado tengo a veintitrés locas agónicas
que me miran con cara de pena,
que me prestan consejos muy rotos,
excepto cuando me dicen:
Aguanta tú,
aguantad vosotros.
Paula Sanz
Boston, febrero 2013