Al pan, pan y al vino, vino, pero por favor, a Paula Sánchez dádle un poco de las dos cosas, que ya veréis qué artefacto deslumbrante construye en escasos minutos, y sin comerlo ni beberlo, yo a tí la hombría te la destrozo a taconazos, un febrero de deliciosamente inoportuna decepción, qué triste estar de paso y no servir más que de escarmiento. Si esto va de encadenar palabras, no me atrevería a señalar a mejor mujer.
Paula abre mucho los ojos cuando le digo que vamos a morirnos, y se le escapa un sonido, una queja interna, mientras noto cómo su figura sufre la metamorfosis de la cruz que ella y yo cargamos. Paula se pinta los ojos, los recorre desde arriba, los enmarca, los endulza, los determina, sonríe pequeño, se ríe grande, se enfunda cualquier cosa y ya parece sacada de La bohéme. Paula es exacta y comedida en sus pensamientos, nunca nada de lo que yo describa le hará justicia, conseguirá alcanzarla, aproximarse al baremo que propone humildemente, y contra el que todos, sinceramente, quedaríamos a la altura del betún.
Paula Sánchez tiene el mundo escrito por toda la frente, y sé que a veces, no se da cuenta. Sus manos girarán más allá de lo que muchas otras han hecho, su voz arreciará huracanes erizados, cuerpos pulverizados, caminantes desvalidos. Va a hacer del verbo vivir un gerundio perpetuo y admirado. Va a callar más bocas que el hambre. Es demasiado como para que nadie venga a intentar hacerla deleznable. Tiene, para siempre, cubierta la esplada con mis pasos.
Aquí todo mi orgullo y mi agradecimiento por compartir con ella este espacio, estas horas, estos gestos.
Paula Sanz.
MIL GRACIAS. Cambia los apellidos y le harás más justicia al mensaje del texto!!
ResponderEliminarque arte tenéis las dos =)
ResponderEliminarsimplemente...IMPRESIONANTE...;)
Palo:)(vale, vale...vileda...)