I
Cállate, mesura, y tráeme la vara
de azuzar las (in)constantes vitales:
hoy toca celebrar los carnavales
de su reanimación;
y apártate, decoro, que acaparas
mis trampolines de saltos al vacío.
Quiero arrojar mis ayunos impíos
uno a uno, en procesión.
Cállate, mesura, y tráeme la vara
de azuzar las (in)constantes vitales:
hoy toca celebrar los carnavales
de su reanimación;
y apártate, decoro, que acaparas
mis trampolines de saltos al vacío.
Quiero arrojar mis ayunos impíos
uno a uno, en procesión.
II
Qué ingratos los egoísmos que azucaras.
Qué envidia de incólumes apetencias.
Ya quisieran mi carne y mi conciencia
tener tu autocontrol.
Qué lástima de horas dilapidadas.
¿Desde cuándo equivalen los conceptos
de la verdad y la entrega a un proceso
de tramitación?
III
Bendita dignidad, quién te bordara
a punto de cruz sobre mis imprudencias
(«que para cruz la de tus advertencias»,
dice mi sinrazón).
Supo a Baileys mi lengua (y tu garganta).
Dos días después, apestan a queimada:
al no rotundo a salir escaldada
tratádmele de Don.
a punto de cruz sobre mis imprudencias
(«que para cruz la de tus advertencias»,
dice mi sinrazón).
Supo a Baileys mi lengua (y tu garganta).
Dos días después, apestan a queimada:
al no rotundo a salir escaldada
tratádmele de Don.
frase final ESPECTACULAR.
ResponderEliminarImpecable tu métrica, por cierto. Maravilloso, as usual. Eso si, una de ponernos al dia graciass:)