lunes, 19 de noviembre de 2012

Mejor morir de sed que ir a lo fácil.

Lo escrito por amor al contexto
Lo escrito con cólera
Lo escrito de veras

¿Y si tu idea de toda la vida […] es errónea? […] ¿Qué pasa si todo lo que yo creía que sería, no seré? [...] No es ni medio fácil […]. Quedarme […] me está haciendo polvo. No tengo a dónde moverme porque no quiero nada más en esta vida que no sea […].  Es normal, lo sé, es la vida, pero nunca había estado sin más norte que ahora, aunque nunca había estado tan acompañada como lo estoy ahora también.

E-mail recibido desde Boston, 16 de noviembre


Son las nueve de la noche aquí en Madrid. He sido la última persona en abandonar la Escuela estudiando lo que tú ya sabes, y si lo sabes es porque estás lejos y porque no he tenido que decírtelo a la cara. 

Te sorprenderá, pero aquí en la capital me ha costado sobremanera soltar la noticia, porque implica aguantar el chaparrón de “vas a ser una mera herramienta del sistema”, “quién te ha visto y quién te ve, si te hubiera pillado ahora, estarías defiendo los intereses de Repsol”. De hecho, cuando te recriminan en alto es menos ametrallante que cuando te contempla un silencio decepcionado.

He tenido que morderme la lengua y defender un ideal diplomático que no es tanto un funcionario como sí un ilustrado. Da igual lo mucho que defiendas que el deber primero de un diplomático es cuestionar sus órdenes, Paula, siempre habrá quien te replique: “si a ti te dicen que defiendas el genocidio en Ruanda te vas a meter el discurso de los cuestionamientos por”. Corto aquí por decencia.

Leerás entre líneas la misma vergüenza que a ti te da plantearte aparcar aquello que te abanderaba, o, peor, decirlo en alto. La misma vergüenza que me da insistirte en que no desistas, porque los habrá que me recriminen a mí haberlo hecho. Nada más lejos de la realidad, Paula. Si efectivamente aquello que deseas te defrauda, haberlo pospuesto y haber aguantado ahora te habrá curtido. Cuando llegues, serán el lugar y el momento adecuados, porque, por delusorio que sea, habrás llegado para cambiarlo. Si ya nos engrandeces a golpe de tecla, párate a pensar qué maravilla de nosotros conseguirás cuando nos hagas llegar hiedras de letras tecladas que de lo contrario nunca conoceríamos. Tú has venido al mundo a hacernos leer y que venga nadie a mostrarme un mejor legado. 

Ciudad Universitaria está vacía salvo por los guardias de seguridad. Atravieso los torniquetes de un vestíbulo silencioso pensando en lo que me has escrito y en lo jodidamente paralelos que son nuestros caminos, sin quererlo, de nuevo. De repente, sé que quedarte va a ser temporal. ¿Sabes por qué, Paula? Porque alguien decidió escribir a Gil de Biedma casi tocando el techo de la estación. Está escrito tan alto, tan alto, que solo los que nos recorremos el subterráneo devanándonos en busca de respuestas podríamos leerlo. Te prometo que, pensando en ti, Gil de Biedma me dijo que la vida iba en serio, uno lo empieza a comprender más tarde. Como todos los jóvenes, yo (nosotras, Paula, nosotras) vine a llevarme el mundo por delante.

Estación de Ciudad Universitaria, Madrid

lunes, 12 de noviembre de 2012

Long dark tea time of the soul.

De un tiempo a este arte, he cogido antipoesía. No paran de venirme las contracciones y los espasmos, y nacen de mi sexo, me duelen de la fibra a la médula espinal, como un caníbal engulléndome por dentro, arrancándome cimientos y eso que yo siempre fui mujer de abundante raíz carnal.

Quiero, por un instante, volver a lo de antes, a cuando ser mi propia víctima me copulaba poesía de ceniza, de la dura, de la hiriente. Palabras que al leerlas me sanaban las contracciones y tendían un paño de agua templada sobre mi pecho inerte. Hasta se ahogaban los fantasmas que habitan mi lengua a base de echarles sarna en su boca de muerte.

Pero por mucho que lo intento, he mudado la piel. En la mirada del hombre que está a mi lado duermen los animales más hermosos del mundo. Me miro las manos vacías y se condensa la vida con él, y no es vacío eso, no, ya no, desde que mi cuerpo se oxigena de otro cuerpo, ya no. Está existiendo en mí un querer tan tajante y obtuso, obturado, húmedo y adimensional, que cuando trato de explicarlo se me viene la convulsión entre las piernas y un pinchazo agudo desde el alma a la sien. He cogido antipoesía, repito, miro al suelo y hay gotas de sangre y de sed.

No sé si esto pasará, pero no por encima del hombre, que es el aire de todo lo universal. No sé si desde que no lamento no valgo, no sé labrar las mansas llanuras de mi felicidad. Estoy enferma de antipoesía, de una belleza larga, con la intención de dilatar. 

Me he bebido un té a la hora del vino para expurgar las punzadas, para solidificarme la tensión. He dibujado hembras vírgenes abiertas, han crecido las hormigas, han reventado los pétalos y el dolor sigue siendo un calambre visceral.

En el fondo no me importa dejar de ser aterradora en mi coagulada oscuridad. Prefiero este caminar acompañada a plena luz del día, sujetándome el vientre convulso y asombroso al avanzar.

Paula Sanz. Boston, otoño 2012.

lunes, 5 de noviembre de 2012

Spontaneous Combustion.


Beware the average man, the average woman,
beware their love,
their love is average,
seeks average.
-Charles Bukowski-


-Olfato*-

Notas de base (ella): bergamota, limón, mandarina, nota verde.
Notas de base (él): manzana verde, menta, lavanda, pomelo. 


Notas de fondo (ella):  madera de cedro, ámbar, musgo de roble.
Notas de fondo (él): salvia, geranio, agujas de pino.


-Vista-


-Tacto-

Las yemas rugosas de mis dedos se aferran a tus muslos temblando. Y en esa profunda vibración nace un rugido desde el cuerpo, que está pidiendo auxilio pero lo está pidiendo mal, que quiere más hierro en los huesos sacudidos, en los nervios cuyas terminaciones se están quemando, pero mis manos siguen sujetando tus muslos y mis rodillas se desintegran bajo mi peso, y nace una corriente eléctrica que desentierra hachas de guerra en mi pecho, que tensa la piel hasta casi romperla, y todo es caliente y repentino hasta que descargas y tu cuerpo expulsa el suicidio y el mio se colapsa bajo las rodillas machacadas y en el mundo quedan menos humanos desgraciados cuando besas mis labios agotados.

-Gusto-

El azúcar en las fresas, la sal de la orina en las pequeñas heridas, la salsa de soja de la cena, el regusto amargo del zumo de naranja de bote, los últimos cereales en la leche, la saliva fría de tu boca a cero grados, el escozor de tu sudor en la punta de mi lengua, el sabor metálico de la sangre aguada, el picante en el arroz, cebolla caramelizada, sun-dried tomatoes, vino de Nueva Zelanda, cerveza barata, agua y champú y el regusto a estiércol muerto en la náusea de tu ausencia esta mañana.


-Oído-

When you go what you leave is a work of art, on my chest, on my heart. Where did you go? Where did you go? Why did you leave this place? On my heart, on my face.
So you'll go but we know I'll see you down the line. And we'll hate what we've lost but we'll love what we find. And I'm feeling fine, we made it to the coastline. 

http://www.youtube.com/watch?v=bM-_demxdMM


Paula Sanz - Boston, madrugada del domingo.

*componentes de las colonias CK One y Hugo by Hugo Boss.

jueves, 1 de noviembre de 2012

That was called beauty and probably still is.

You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.
And clenching your fist for the ones like us,
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself. You said:
'Well, never mind, we are ugly but:'



Adaptación de un texto escrito en una servilleta en Sarajevo a 4 de septiembre de 2012

paulasánchez y Leonard Cohen