lunes, 7 de septiembre de 2009

Inquedanzas.



Mira que me duelen tus vacíos
(mucho más que tus presencias) cuando estoy con otro y antes de acostarme,
mira que ayunas mis excesos y mira que me jode acostumbrarme
a tus besos como escalofríos.

Mira que resbalan tus dos mares:
yo lanzo mis anclas desde tierra y ellos orgullosos las desprecian.
Anda y déjate de juegos, que mi marejada no es de las que arrecian
ante salitres imberbes, y lo sabes.

Mira que me hace flaco servicio
que tu carne descanse de otra carne, que tus brazos queden ociosos,
y aun así no vayan en busca del enclave convexo (hoy ojeroso)
que para ellos reservan los míos.

Mira que eres torpe, corazón
(te lo dice quien de noveles como tú tiene cementerios llenos),
cuando ansian que les pertenezcas pestañas, piernas, caderas, senos;
que resultas hombre cuando no.

Mira que me cuesta no juzgar
la agonía barata de tus esfuerzos y tus disculpas distraídas,
la lontananza de tus socorros, el insulso vaho de nuestras vidas
(cuando "nuestras" aún se podía usar).


¡Ay de ti, canalla, si
tu ausencia ambulante, tu mirada impermeable, la saliva misérrima, la tenencia cualquiera, tanta hombría petulante, mis manos cojas, los abrazos huérfanos, el sudor que te expía, el calor unidireccional y el condicionante de tu manera de existir reverberaran en un crisol de humanidad satisfecha
y no salpimentaran a tu gusto!





paulasánchez

1 comentario:

  1. Dejando a un lado el ritmo maravilloso de tu texto, las palabras concretas y exactas, lo genial que me resultas....dejando eso de lado, ''QUE RESULTAS HOMBRE CUANDO NO'' es lo mejor, repito, LO MEJOR, que he leído en mucho tiempo.

    Quiero que me cuentes bien esta historia imberbe, esta historia que parece la mía por momentos. Y permíteme que corone mi facebook con una de tus frases:)

    ResponderEliminar