domingo, 4 de octubre de 2009

Quatre-vingt-quinze fois sur cent

la femme s'emmerde en baisant.
Qu'elle le taise ou le confesse c'est pas tous les jours qu'on lui déride les fesses.
Les pauvres bougres convaincus du contraire sont des cocus.
À l'heure de l'œuvre de chair elle est souvent triste, peuchère !
S'il n'entend le cœur qui bat, le corps non plus ne bronche pas.

Brassens



Donde las dan, las toman, pero, cariño, yo paso. De verdad. Ya, desde un principio, desde antes de haber siquiera empezado: renuncio. A hacer daño a nadie, una montaña de un grano de arena y el ridículo, por ese orden. ¿Puedes poner más cara de asco? Puedo. Puedo, pero paso.
Si sí. Si tu cadera tiene una cadencia hipnotizante. Si el eco de tus pulsaciones tiene propiedades sedantes. Si tus palabras danzan con la elegancia de las piernas esbeltas de una bailarina de ballet: tanta belleza junta resultaba fácil de beber (ahora deja un regusto a quitaesmalte). Si supiste ejercer la presión justa al experimentarme táctil. Si has sido el centro del escaparate cuatro días seguidos. Si todo eso te lo concedo.
Pero lo cortés no quita lo valiente.
Cosa guapa.

Porque todavía resuena el eco de tu dignidad masculina asegurando que delante de una mujer a la que hubieras besado nunca besarías a otra -y quien dice besar dice bailar el agua porque aquí o jugamos todos o pinchamos la pelota-, hace tiempo que no sentía nada parecido, me atraes muchísimo como persona, de verdad quiero seguir conociéndote, me encantan tus pechos. Que te me caes. Corazón.
Aquí tiran piedras todos menos el que está libre de pecado. Yo te lo agradezco, pero no. Yo, aquí, hoy: no. Esto empezaba a saber demasiado a agua de molino viejo y a escondite inglés y para lidiar con cobardes y jugar a juegos de críos me podía haber quedado en Madrid, apaga y vámonos. Me sé tus cartas a fuerza de haber pedido a mis contrincantes en anteriores derrotas que me mostraran las suyas, por caridad. Me sé tu jodida baraja de memoria porque llevo jugando desde los dieciséis. Tú llevarás desde los doce, pero retirándote de las partidas a medias y con tus reglas. Y lo que es peor: me sé, por todo eso y por un comodín que tú desprecias y que se llaman creencias (las creencias no son dogmas sino respuestas), cuál será tu estrategia. Y que te va a salir el jodido tiro por la culata, tarde o temprano lo verás. Porque un clavo saca otro clavo y a todo cerdo le llega su San Martín.
Qué guapa eres, qué bonita eres, eres una preciosidad.

Y mira que me da lástima, de verdad. Que No signifique traicionarte a ti y a tu circo de galanterías, de palabras, gestos, sudores, prioridades, salidas de tono, paciencias perdidas cuando una mujer te obligaba a hablar. Gracias a ti tengo un corazón más a prueba de bombas y, para qué engañarnos, el sentido del tacto un poco más agudo. Me debes un par de disculpas y unos gramos de plata, pero no me urgen ninguno, tranquilo. Ya vendrán cuando tengan que venir.



Son las siete y dieciocho de la mañana, yo soy una carcajada incrédula y tú eres un jodido fraude.

2 comentarios:

  1. pero qué buena eres, joder. QUÉ BUENA.

    Y ahora, por favor, mándame un privado informativo porque esto huele a historia de las que a mí me gustan...

    PD: Mi hermana Ángela se lo ha leído, y le ha encantado!!:)

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  2. perooo....SÍ SEÑOR!!!
    por fin llego a leer el famoso blog!!y por lo visto....en qué momento!!jajaja....menos mal que hace poco hablé contigo, jejeje!
    qué de acuerdo estoy con Paula, QUÉ BUENA ERES!
    y esto ha sido sólo el principio!voy a ponerme al día y a seguir leyéndoos un ratito!!!qué ganas!!!
    un besin aguilucho...aquí firmaré sólo como anónimo, aunque sea Vileda ;)

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