martes, 10 de noviembre de 2009

Whatever it is, it can't be named.



The Plastiscines truenan en sus oídos, I'm a bitch, I-T-C-H, I-T-C-H, y camina con el mismo ritmo ilógico y desenfrenado de la canción, I'm a BITCH, I'm a BITCH, y casi le dan ganas de gritarlo por la calle, como una loca, a quién mierdas le importa, que con veinte años no piensa pedir perdón por vivir extremadamente. Lleva un gorro de lana enfundado sobre la corriente de pelo que arrasa su espalda, y los cosquilleos del mismo le recuerdan que tiene que arreglar la pluma veneciana, porque sin ella no escribe bien. No escribe nada. I'm a bitch, B-I-T-C-H in disguise, -un poco- piensa, un poco de puta sí que tiene, por lo menos la manera de salivar y de lamerse la comisura del labio, por lo menos las uñas largas y rojas y el surco sugerente que saben trazar si hay algún afortunado que lo merezca. Entorna los ojos, - maldita miopía.¿Borracha no estoy, no?-, y venga, una tras otra, una tras otra, las baquetas estrelladas contra la batería, I-T-C-H, y se regodea en la posibilidad de hacer escocer al prójimo, de poder exprimir el ácido que le provoca este mundo y hacerlo poesía con la tinta morada de su pluma naranja.

Como hace frío, se pone los mitones, lo guantes se los deja a las que quieran esconder sus garras; ella lleva las suyas cual grito de guerra. Parece una especie de vagabunda y una especie de princesa, con los pasos pequeñitos y rápidos, los ojos de seda, las cejas fruncidas, la prenda de las manos roída. Menuda preciosidad de mujer dentro de la categoría de 'inexplicable'.

Se acuerda de que tiene que comprarse un vestido para el viernes, y en seguida, pasa a analizar la estructura interna de la frase que acaba de formularse, y de esa estructura pasa a otra, lee el eslogan del anuncio de la parada de autobús, hace la sintaxis, reorderna, la mejora, la empeora, y ella misma se desdobla morfológicamente en mil y una mujeres diferentes, todas ellas recogiendo palabras, masticándolas, asumiéndolas, apresándolas, poseyéndolas. Qué rito estelar se está produciendo, y qué ciega la gente que no lo nota.

Y de repente.

Suena Blood Bank y se pone triste, y dónde quedaron las intenciones intrépidas y voraces de femme fatale; ahora mira al suelo, se muerde el interior de la mejilla, I'm in love with your honor. Es cierto, tanto como que se ha arrancado la esquina de una de sus uñas pulcrísimas, que está enferma de no saber, de meestoyvolviendoloca, de nada y de todo. Muy enferma por tener que sacar a relucir los antiguos sufrimientos y por tener que comérselos a cucharadas, otra vez, tal vez. You were rubbing both my hands. It teased my head.

Las suyas están resecas del aire, heladas, por momentos envejecidas. Deja de ser sagaz y mala, hiriente y dominadora. Deja de multiplicarse en verso y de modelar oraciones perfectas. Lo deja todo y empieza a ser una persona con un hueco a su lado que no consigue llenar. Y por mucho que use la boca, va a ser inútil. No todos saben a lo mismo. No, lo siento. Lo siente. Se va arrastrando los pies. La melodía no da para más. La desesperación es un camino con muchos monstruos.

-Yo no quiero ser solo un accidente en el corazón ajeno- se dice.

Ha caído de nuevo en la expresión poética.
He ahí su compañía.




Paula Sanz.

1 comentario:

  1. La otra mañana pusieronen la radio de aquí esta canción y me acordé mazo de ti :)! Casi me siento en una calle de Milán con el gorro de lana, los cascos y la canción en los oídos...
    A todo esto, me encanta el párrafo de encontrarte repentinamente reformulando las frases de los anuncios pensando cómo habrían quedado mejor, esa y todas las rayadas lingüísticas que te puedas imaginar tb me salen a mí solo de ver un cartel de Pepsi xD.
    Paula Sanz!! Que te echo de menos joder.. y he perdido el móvil español así que mándame un privado con tus números móvil y fijo xf :)!

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