domingo, 22 de mayo de 2011

This could be the moment that turns into a lifetime.

15-M

El universo cae en una categoría tiránica llamada incertidumbre, aunque no para siempre. Abajo, donde el dolor, eran tantos alzando las manos contra este no saber, este no hacer, esta parsimonia que revienta, revienta, revienta, que se ha forjado algo de orgullo en mi costra española. Yo me marcho, expulsada por un país que hace tiempo que se queda corto y cojo. Yo me iré, sí, pero un poco menos decepcionada y con media sonrisa en la comisura de la boca. Que un día irrumpirá la victoria y España dejará de ser dos brechas putrefactas. Desde otra latitud, esperaré esa epopeya, y llegará, y yo tocaré palmas como me viene de raza, y brindaré con arriba-abajo-al centro-y p'adentro. Este país, que promete tanto como incumple y que es la cuna de tanto potencial desperdiciado. Este país, que tiene ya historia de exiliar a demasiados y que no entiende cómo arropar a una población. Este país, que viene y va en una deriva amarilla, que resurgirá, que será descrito como se merece y que aprenderá a base de palos de ciego y de palos astillados.

Yo voy a desarraigar mis raices porque quedarme me las mata. Corro lejos para poder recordar lo bueno y no caer en la pena. Y tiene mucho de cobarde no permanecer y aguantarle el pulso al hundimiento, pero yo tengo una joya al otro lado del agua. De esas que ya no se encuentran, de esas que beben vino blanco mientras se ríen y tienen la consciencia soleada y sólida. Nosotros, él y yo, tenemos el pulso de una estrella, arriba, donde solemos gritar. No me perdonaría contemplarnos en desperdicio. Como yo, muchos otros elegirán un rincón del mundo donde hacer tiempo hasta que España resucite y reclame. Como yo, serán extraños y hablarán demasiado alto, querrán comer con aceite y serán los primeros en ponerse a bailar. Yo doy mi voz, mi paz, los niños que estén por nacer, mi sustancia, mi color, la sal, mi dios que nunca voy a tener. Esté donde esté, será todo de España y España algún día aprenderá a no estropearlo. Cuando el universo caiga en una categoría paciente llamada esperanza.



Paula Sanz.

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