domingo, 16 de octubre de 2011

Let's don't and pretend we did.

"Haz lo que dices y no digas lo que haces."
-Boccaccio.-

Es la recta que nos atreviesa, que me ha tenido sin mediar palabra durante dos semanas. Es el suplicio de detenerte porque si no, vamos a caer rodando al corazón y tú ahí nunca has estado y yo ahí no sé si quiero volver. Haces agua de cada zarpazo que te meto, de cada frase metálica que te estrello contra el pecho y en tu inocencia me sorprendo arrojada al decente espacio entre tus brazos y tu espalda. Cada cual en esta vida devuelve algo de lo que ha aprendido pero siento que de mí no se aprenden maravillas. Ya no sé quién merece a quién ni quién encaja con quién si nada de lo que eres me conmueve y sin embargo, me conmueves. Si nada de lo que te hago es acertado y sin embargo, me retienes. Pienso en esa forma que tienes de desmentirme los oídos. En esa forma que tengo de contraer músculos y futuro a la misma vez, en el sudor abierto en canal por mi vientre. Tus sonidos son asalvajados y eres animal en un campo donde encontrar la ternura es valioso. Ojalá yo fuera como antes, como cuando no era una cárcel de batallas muertas, como cuando aún no me habían florecido las alcantarillas; ojalá yo fuera como antes para poder hacer algo más que fiarte mi piel.

El deseo es un pacto anárquico entre la puerta y tu cama, entre mi tiempo y mi destiempo. No hay manera de escribir esto sin ser una romántica o un fracaso. No vamos a ser el término medio. Es la recta que nos atraviesa, que me tiene perpleja. Ya no recuerdo cómo se estaba a la altura. Me entran ganas de cubrir con membranas mi boca y mis ojos, de ponerle esparadrapo a mis articulaciones. Pero sé que la próxima noche, va a venir Hiroshima desde el interior de los muslos,

arrasará
                   mis caderas,

mi hígado

y mi vergüenza,

y va a provocarme una lágrima con la misma belleza que tiene un cisne desplegado o un hombre que no teme lo que besa.




Paula Sanz.

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