viernes, 25 de noviembre de 2011

My devil fell in love with you.


Estando sola en la explanada delante de la torre, el viento le cortó la cara y diez mil mariposas violetas salpicaron el aire desabrigado. Se le colaron las serpientes de hielo entre las aperturas de la blusa, y le hicieron cosquillas y también un poco de daño, y se enroscaron a su alrededor y ella pensó en el extraño placer del hielo sobre la piel febril. Febril de desarraigo, febril de desvinculación. Notaba cubos de agua volcándose dentro del corazón, una estúpida sobredosis de sangre rotando por las venas. Cada paso hacia la torre era un paso menos hacia la vida y un paso más hacia la persona que siempre supo que sería y nunca quiso ser. Un terror calmado le acolchaba cada pequeña zancada y trescientas palabras se atormentaban justo encima de su cabeza, haciéndole lagrimear. ''The duration of the hard, sharp outlines of things is a grief to me'' casi mataba a palos a ''Do you still want me?'' mientras que ''One can't stay on the straight and narrow path forever'' aniquilaba a cada tímida frase que osaba erigirse en protesta. Sabía el refugio envenenado que suponía dedicar sus días y sus noches a trabajar y no a pensar. Sabía que acabaría por creerse la falsa sensación de olvido, la falsa idea de que la espantosa intimidad de uno no debe ser compartida. Sabía a quién acabaría pareciéndose, a qué clase de mujer sola e irritable, asustada e implacable, ambiciosa y metálica. Un hilo de arañas pasó corriendo por su nuca y se le deshicieron los labios en llamas de tanto frío que tenía.

La batalla campal sobre su cabeza seguía recrudeciéndose, aquella masacre de frases asesinas, confundiéndola, preocupándola, salvándola. ''Sex is everywhere all the time and you can't escape'' se consumía a golpes contra ''My devil fell in love with you'', y era esa guerra la que más le dolía a ella, la que la hizo detenerse a poca distancia de la torre y mirar hacia arriba, donde el cielo ponía a secar sus bragas blancas. Si había algo impulsándola a entrar era la pena infinita que empezaba por P y la pena segunda que empezaba por S, la incapacidad suya de perdonarse, de ser consigo misma. A punto estuvo de largarse de allí, de entrar por la ventana de él y morirse ahí mismo mientras pudiera, y vivir ahí mismo mientras quisiera.

Al final, se recompuso, recogió todos los charcos de asuntospersonales, se escurrió las serpientes de hielo, cerró bien su abrigo y batió los ojos para sacudir las gotas negras de inquietud. Saludó con su mejor sonrisa, activó el teléfono, clavó fuerte los tacones sobre los terrores acolchados en el suelo y cruzó el umbral de la puerta sin advertir la única frase que quedaba en pie después de la contienda:

''Write the unutterable''.

  
Paula Sanz.

2 comentarios:

  1. Me habría gustado ver el momento de verdad que inspira el párrafo final :). Me encanta la foto, por cierto, y la selección de frases en inglés. Siempre hay alguna palabra en ellas que echo de menos en español: la sensación afilada que produce "sharp" mucho mejor que "afilado", la antítesis que provoca "unutterable" cuando choca su significado con las ganas de pronunciar que despierta :), etc.

    ResponderEliminar
  2. http://www.youtube.com/watch?v=qOgFHMEJMeY&ob=av3e :) muy redhotchilipeppero todo ;)

    ResponderEliminar