domingo, 20 de mayo de 2012

The bedroom hymns.



Lo pensé, ¿cómo ha descompuesto el tiempo a la niña, que es ahora una mujer de suplicio? En vez de eso, dije:

- Cuánto tiempo. Resúmeme estos dos años en cinco palabras y nos ahorramos las historias cursidramáticas.-

Me he convertido en una mujer de olores, de sábanas que me tragan a los estómagos del sudor agrio, de madrugadas de orín confuso. Perdí la calderilla de fe que me quedaba en un atraco a mano amada; mano que luego, menos querer, desquició del todo. Yo solía ser capaz de parir selvas y darle volumen al viento. No dejaba de pensarlo, ¿cómo ha descompuesto el tiempo a la chica, que es ahora anciana en sus propios miedos? En cambio, te dije:

- ¿Y qué te apetece hacer, a dónde te quieres ir?-

Como si yo te estuviera regalando mi esperanza, a falta de algo más bonito. De las muchas personas que conozco, tú me haces la más buena. No guardo ni una sola tiranía sobre nosotros, ninguna bóveda sucia bajo la cual hacernos daño. Pero ahora me he convertido en una depredadora de instantes y vomito si me paso de piel en los almuerzos. Empecé a pensarlo, ¿cuánto aguanta la delicadeza fresca antes de que le llegue el moho?, y riendo, te dije:

- ...pues sola, solísima.-

Porque si lo dices con gracia, hasta parece mentira. Para mí es tan obvio el deseo de desasirme del hierro espinado y tan imperceptible para el resto. Es complicado entender el siniestro contrapunto entre las apariencias y las ciénagas. Lo estaba pensando, ¿cómo sobrevivir a esta mala partida sin un dios, sin cariño, sin paciencia? No es sostenible, mi frío incólume, no es sostenible esto, y sucedió que se me escapó el sufrir:

- Ya no soporto estar más así.-

***

Cayó una tormenta mientras hacías eses con tu lengua. Por ser tú, me quedé a dormir. De las muchas personas que conozco, tú me haces verdaderamente la más buena.




Paula Sanz.

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