viernes, 2 de octubre de 2009

These hazards of life never more will trouble us.




La mujer está hecha al frío de ser humana.
Salen (ignoro de dónde)
las nocturnidades espesas de mis cautelas,
que de pronto no hacen más
que arrancarme la vida de cuajo.
Se multiplican demasiado las tinieblas;
las arenas desesperanzadas
de la coherencia
tienen las horas ya disueltas.
Vivir esta letanía
tiene el precio abrigado
por la monstruosidad dócil de la ausencia.


Después de ser dos ya no se puede ser uno.
Tenerte
escrito en cada curva de mí hasta ahora intacta:
la piel que une mis dedos pulgar e índice,
la concavidad de mis axilas,
las espaldas de mis muslos;
cincelado en las esquinas que recorrimos juntos.
Desliza peligrosamente,
igual que una trampa de mermelada,
el pensar que después de haberte tenido puedo no hacerlo.


Tus veintiochos de agosto son soles de membrillo para mi piel tostada.
Y no sé cómo,
pero tú me colmas el ánimo
de susurros dorados,
y la violencia con que este mundo aprieta,
no tiene hueco en tus huellas.
Has salpicado de pinceladas blancas
el muro de hormigón que la vida me había adjudicado.


Tiemblan mis principios de exilio férreo
(mis veinte años sidos a tientas, a expensas, a solas)
ante la certeza de que tu hierba mullida está deseando
ceder ante el ínfimo temblor de recibirme.


Paula Sanz & paulasánchez.

2 comentarios:

  1. Jaja llámame ególatra pero no me canso de leerlo...

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  2. Jajaja yo tampoco...entre esto y el contador estoy que me aplaudo xD

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