miércoles, 25 de mayo de 2011

La incertidumbre para principiantes.

Madrid, mayo del dos mil once.


Peor que la diplomacia por deber y no por voluntad, que las calles de Madrid a rebosar de conversaciones que incomprensiblemente no hablan de revolución, que una expectativa varada a medio camino, que la apatía ajena y propia, que los domingos, que los buenos propósitos cuando no pasan de propósitos, que la cuestionabilidad de los referentes, que la gratuita alteración de las facultades, que la palabra papeles, que la ceguera cuando adrede, que la infecunda exigibilidad de la coherencia, que la ideología por costumbre, que los embargos de Europa, que la embargada vergüenza de Europa, digo, que la ignorancia, que el número menguante y el estado crónico de los pinchazos en la conciencia, que la luz cegadora de la madurez cuando brilla por su ausencia, que el eterno verbo empezar, que el verbo Dejar(te) seguido de Pasar, que la claridad meridiana cuando se trata de la fuerza del pueblo y su tendencia a enturbiarse cuando se trata de atreverse siendo dos, que las dudas, que el arte de intercambiar impresiones y no alientos, que mi curiosidad por saber hasta qué punto roza lo ridículo tanta efusividad parlamentaria, que la naturaleza limitada de mi creatividad llegado el momento de inventarme ristras de frases que te prolonguen, 


peor que todo eso es la practicidad cuando esta se presenta sin invitación: temer la desembocadura de tanta impresión en un silencio que ponga en duda la utilidad de tenerte cerca,     

peor, tenerte cerca y estar ya echándote de menos.


paulasánchez

1 comentario:

  1. O de cómo crear un texto perfecto y publicarlo tranquilamente. ''que la infecunda exigibilidad de la coherencia''...masterpiece.

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