miércoles, 7 de marzo de 2012

Lange Voorhout a las 19:34.

[...] apartar la vista del edificio ese que no sirve más que para aprobar recortes, sí, el Parlamento, iluminado en medio del canal, y hace un viento [...]


Te levantas a las 5:45 porque nunca tardas menos de dos horas en leerte el periódico. La lectura es sacrosanta desde que la última vez se quedaron atónitos cuando afirmaste que parte de las tropas española desplegadas en la Operación Atalanta eran fuerzas especiales: como para volver a opinar sin fundamento. No es sano pero es lo que hay.

La mitad de las veces no desayunas más que un café largo porque las tiendas aquí cierran a las 17:3o y no hay Cristo que salga antes de esa hora de trabajar, así que hasta el fin de semana se alargan las reservas de comida del piso tan eficientemente que en tiempos de economía de guerra habrías sido la envidia del lugar. No es sano pero es lo que hay.

No pagas el tram porque es prohibitivo y jamás hay revisores: es lo que tiene que el transporte esté subvencionado para los locales. Aquí entra el concepto del becario español, que vive en un estado de tensión constante ante la visión de una chaqueta que rece Conducteur. Es una trampa para los de fuera porque, ojo al dato, no conducen sino que revisan. Este estado de alerta tampoco es sano, pero es lo que hay.

Casi no llegas al trabajo porque se te olvida que no puedes irpor el carril bici, cuántas veces te lo tengo dicho. A los bicicletistas les da igual: te esquivan pedaleando con tacones y hablando por el smartphone; bicicleteo nivel experto. A las 12:15 todo estómago en el Norte ruge y el tuyo no es una excepción. En Holanda solo existe un género de alimento y se llama sándwich. Al final tiras por la borda tus promesas de seguir comiendo a las tres y como Dios manda porque (y esto es una verdad como una catedral) Holanda tiene los mejores panes y los mejores quesos de la historia y tú ya has descubierto que estabas hecha para el pan negro con miles de cereales y el queso con comino. Sigue sin ser sano, pero qué infeliz eras cuando aún no lo conocías.

Sales del número diecipico de Lange Voorhout a las 19:34 porque no quedan más que los de la limpieza y te da apuro que no puedan limpiar a gusto. Ojalá estuvieras en esta calle a esta hora para verla vacía y nocturnada: hay bruma sobre negro y farolas que irradian rombos de luz de latón difuminados entre la bruma. No podrías apartar la vista del edificio ese que no sirve más que para aprobar recortes, el Parlamento, iluminado en medio del canal, y hace un viento del quince, maldito tiempo holandés, pero qué gusto dar ver las banderas ondear sobre el puente de piedra y se te quita el embobamiento de golpe porque ya vuelves a estar en medio del carril bici y te han vuelto a esquivar y joder qué envidia de bicicleteo, yo de mayor quiero bicicletar como un holandés.

paulasánchez

2 comentarios:

  1. Ay Paula, me pone de tan buen humor este texto. A pesar de la no-comida (I acknowledge it), a pesar del mal tiempo, a pesar de no pagar el transporte cual ladrón español (I acknowledge it). Y sobre todo a pesar de ''porque no quedan más que los de la limpieza y te da apuro que no puedan limpiar a gusto.'' (I don't only acknowledge it, I BREATHE IT).

    Hay un paso de gigante entre tus textos de Niza y este (y los que vendrán ahora), pero ya te dije que la línea común es la sensación de verlo todo nuevo y tener que contarlo y tener material para rellenar folios y folios. :)

    Y btw, he visto que te ha gustado la palabra ''sacrosanto'', es pegadiza ;)

    Un placer, como siempre. :)

    ResponderEliminar
  2. ¿Qué haces en Holanda?

    ResponderEliminar