martes, 25 de agosto de 2009

Fuck the reasons


[What is]

La conjugación del olvido, otra vez. Las arrugas que marcan el contorno de mis ojos de veinte años cuando me río con fuerza. Mis manos pequeñas, mis nudillos perfectos. Los surcos en mi palma izquierda que no me auguran un futuro muy claro. Las cicatrices en mis labios. Sí, cicatrices. Yo. Vivir en los pronombres. La música demasiado alta. Los kilómetros. La luz que se agota cada vez más pronto. Las noches con la pendiente excesivamente acusada. El no entender para qué tanto retorno. El roto de la ausencia, como antes. El descosido de mis piernas, las cuerdas violáceas que me amarran cada día a una balsa hecha por mí. La libertad para callarse la boca. El refugio de tus palabras siempre. La superficie desigual de mis uñas. El gesto casi elegante de mi clavícula. Nuestras pupilas pertenecientes a la misma raza: la de la audacia y la inclemencia. El gesto abandonado con que me dices que no merece la pena. Mereces la pena. La nota más aguda de Joaquín Sabina colgando de mis comisuras. Ser capaz de invocar el abismo cuando quiera. Cerrar los ojos, cien deprisa, cincuenta despacio, y que estés. El humo como pulseras de aire que me trago voluntariamente. Mis hombros cuando saben a sal. Un puzzle que no termina de encajar porque me empeño en astillar las piezas cuando me pongo nerviosa. El escepticismo floreciendo. Recurrir a lo físico para ver si se me pasa. Tender mil años de palabra y que eso te convenza. Mañana no será lo que Dios quiera. Yo decido, yo elijo.


[What will never be]

Él. Nosotros.
¿Tú?





Paula Sanz.

1 comentario:

  1. Atando cabos parece que empiezas a sentir mucho más, y me alegro. Me molan las dos puñaladas de "vivir en los pronombres" y el pertenecer a "la raza de la audacia y la inclemencia"... acabas de dejar a nuestra sociedad en el lugar que se merece: a la altura del betún.

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