lunes, 15 de marzo de 2010

Verbos muertos.


La desnutrición del plural de los pronombres,
que ojalá sea sanada por pieles femeninas
cayendo de labios de hombres
dispuestos a claudicar.
[Querer]

Trescientas son la veces
que he tragado hierro y calcinado erotismo,
que no me he presentado a la batalla,
por si ceder a la utopía era triunfar.
[Lograr]

La desventaja con que he rebotado en este mundo,
capaz de versificar y nada más,
no alcanza para pagar el sudor de mi frente
ni mis comisuras a medio enyesar.
[Trascender]

Siete osadías como siete pecados,
que ojalá descansen en merecida paz,
el despropósito de ser diferente
o la amargura punzante de tu muerte
enraizada a mi sensato caminar.
[Asumir]

Vivo a veces deseando
un volcán que arranque un lobo
de los hombres desgastados de mi edad;
un girasol bruñido por la luz
de todo los verbos muertos
que algún día alguien volverá a dignificar.
[Existir]




Paula Sanz.

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