lunes, 7 de febrero de 2011

No man's land.

Carl Bower.

*
Quién va a querer a quién,
si ya no sé si querer es una palabra lícita,
si siempre alguien quiere de más
y a uno siempre lo quieren de menos
y lo quieren mejor siempre tarde.

*
Dame el beneficio de la duda, espérate a que llegue, no seas torpe, no te regales para y por el instinto animal. No caigas en la pena del solitario ni abuses del privilegio de no atar cuerdas. No intentes comprender lo que no te explico; las cosas que no te digo van a favor de mi protección y en contra de tus pies en polvorosa. Recuerda que yo recibo las balas con la calidad de mi mejor sangre solo si tú no te cambias de trinchera. Sobre todo eso; no acuñes la traición de los mediocres: no te cures a base de cardenales femeninos anónimos. Espérate a que llegue y luego, entonces, quítate la duda, dame puerta, haz que me columpie o abre la cama.

No me niegues la cruz que me pertenece, no ignores mi penitencia, no cruces intenciones y te hagas el feliz. Sin paños calientes, tráete la montaña de los trapos sucios. No te voy a mentir pero voy a procurar deslizarte las verdades. No te pierdas y escúchame, que no está el mundo para ser tontos. Recuerda que yo no me vendo al mejor postor, sino al peor desleal. Que hagas mal tu superación, que te arrodilles y te duelan las costillas de la angustia, que creas verme por el rabillo del ojo, que no te cambies de bando. Sobre todo eso; no me dejes con una mano delante y ninguna detrás. Si cuando vuelva no cuadramos las posiciones, si no somos filo de la misma navaja púrpura, entonces, sugiéreme la salida, abre la nueva veda, hazme un paquete con todas mis meteduras de pata.

Qué quieres que te diga, estamos en una guerra estática que me está costando el hígado. Desde mi sitio, no veo tus movimientos; tú los míos desde el tuyo tampoco, pero me oyes blasfemar al aire tu ausencia. Yo no reculo en localizaciones, tú no sé hasta qué punto sigues mis dictámenes.

Qué quieres que te diga ya, si yo estoy cansada de enterrar soldados que un día prometieron infinitos y duraron un mísero asalto.



Paula Sanz

1 comentario:

  1. Son las ocho de la mañana y llevo una hora viendo fotos de Carl Bower porque la iamgen de la entrada me ha intrigado tantísimo q no he podido por menos buscarle en google... y qué descubrimiento! :)
    Le entrada es extraordinaria, por supuesto, pero no arranca la sonrisa a la que me tines acostumbrada lately :/.. A ver si sacas un tiempillo y quedamos q yo he terminado ya y Belén terminaba justo hoy!!

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