jueves, 27 de mayo de 2010

Tragaperras de mi vanidad.


Hay un tragaluz entre todas las piernas de todos los troncos de cada una de las mujeres que conforman la Tierra. Cunden los pétalos cuando se utilizan, cuando funcionan en la boca de los estómagos de estas mujeres. It was the best of times. Hay un vertedero también, entre esas extremidades, que se contrae de rabia y de vergüenza, que sufre un mal uso, un mal destierro. Quizás ya has adivinado la cantidad de aridez en las subzonas. It was the worst of times. Desmayar los requisitos con el fin de abrir puertas y encender interruptores, ventilar las áreas arañadas, adecentar el nuevo suelo que ocupará quien de momento lo merezca. It was the age of wisdom. Pero todo error vuelve, y entonces la esclavitud solo será mía. Parece que se ha perdido el gesto anacrónico de levantar la mano para pedir una explicación. It was the age of foolishness. Hasta qué punto ocupo yo un espacio en tu encastre o si es posible grabar sobre una piedra la importancia de lo que nos sustraemos. Hay una ladera de éxtasis en cada uno de los cuellos de cada una de las personas que se atreven a emplearlos. It was the epoch of belief. De qué me sirve entregarme en fascículos, si al final todo se quema. Dónde reside el propósito último de funcionar si toda maquinaria se atranca. Dejar que se me escape el negro, o no. It was the epoch of incredulity. Igual ya has percibido la cocción lenta de mis querencias, los rastros lustrosos de tonterías, las piezas de baile a medio ensayar, la precisión con que elijo la música y los libros. It was the spring of hope. Esa punzada de terror en la reminiscencia, ese contrapicado de los meses kilométricos en los que yo me quedé defendiendo el pozo sin fondo del alma de mujer. Hay una intención clarísima de mí para tí-evitarte los lamentos uno a uno. It was the winter of despair. Existe una bifurcación hacia un sortilegio de sangre y úteros, donde regresar a la antigua vida carbonizada. Allí no quedarán tiempos para quejas, pues será entera la paz grisácea de quien no perturba ni toca. We had nothing before us. Pero hay nirvanas deshabitadas en las trastiendas de todas las vidas que se dejan ocupar. We had everything before us.



Paula Sanz (y Charles Dickens en negrita)

miércoles, 26 de mayo de 2010

En los corrillos se tacha a nuestra culpabilidad de antirrepublicana.


- Existe una ley que condena la reconjugación de los pretéritos de un amigo. Se trata de una ley general y absoluta que únicamente tolera los géneros triangulares en un futuro no próximo.
- Mira, puedes contarme todas las historias que quieras sobre códigos penales –que hacen penar las fiebres de la carne–, puedes exigir constituciones al frenesí de los cuerpos, pero no te engañes, que aquí no hay más absolutismo que el de dos bocas que se buscan. Así que quítate la toga de Licurgo de turno: tus leyes, mis cojones.
El deseo carnal es un déspota ilustrado: todo por el individuo, pero sin el individuo. La certidumbre humana de vivir un éxtasis, de ser a solaz, lo condena a una esclavitud vitalicia. Podemos jugar a disfrazar las dictaduras epicúreas con segundas ilustradas y estratagemas liberales, podemos dárnoslas de literatos –si quieres volvemos a recitar juntos puedo escribir los versos más tristes esta noche, si quieres volvemos a corregir juntos a Maquiavelo–, de productos de las Luces, pero no te engañes, que aquí no hay más producto que el interior y bruto resultante de nuestros instintos ni más luces que las que queremos apagar. Puestos a traicionar, hagámoslo a oscuras, que los remordimientos nacieron para morir bajo censuras opacas y muera, citando a Voltaire, quien sostenga lo contrario.
Tú más que nadie sabes –porque a ello te dedicas, porque por ello destronas a cualquier otro– que no hay derechos sin deberes: al derecho de asilo que ejercen mis ansias, tu deber de acogida. Sobran los referéndums en tierras de mujer decidida: la coalición de mi raciocinio y mi pelvis a favor de tus regencias termina tildando de prescindible toda tentativa democrática.
Así que ahora que estamos compartiendo esta silla como quien establece un protectorado y se reparte una tierra ajena con una potencia que temporalmente ejerce de aliado, ahora que me he comido las distancias adrede, ahora que la punta de cada nariz se ha distribuido instintivamente el espacio –tú a mi izquierda, yo a tu izquierda–, ahora que respiramos al unísono –estás oyendo el sonido uniforme de los alientos, estás sintiendo mi calor en dosis sucesivas y efímeras sobre el comienzo de tu mejilla, estás confirmando que el tuyo se yuxtapone a escasos milímetros, te estás planteando si nuestros aires se entrelazan bajo el cobijo expectante de nuestras ventanas-, ahora que nuestras pupilas tienen dificultades para sostenerse de puro próximas, ahora que estas se debaten entre mirarse las unas a las otras o delinear con las pestañas los contornos de los labios del otro, ansiosos de exiliar las cautelas –poco más y me roza tu barba de dos días–, ahora háblame de leyes.
paula sánchez

domingo, 23 de mayo de 2010

Danza narcótica de las pieles.


De puro quimérico
de puro microscópico
de puro predecible
de puro quebradizo
de puro déspota
de puro ingrato
de puro corruptible
de puro anémico de saber
de puro crédulo
de puro Judas
de puro usurero
de puro vulgar
de puro inmisericorde
de puro extasiado en el deleite orgasmico de presenciar la pesadumbre de sus semejantes
de puro alcoholizado cuando se afana sudoroso y sin aliento a golpe de martillo hierro candente sobre hierro candente una y otra vez un martillazo tras otro cuán atroz percusión sin protección alguna en la fundición de los cuerpos que se desgarran se descuartizan se acuchillan se taladran sin cuartel imprimiendo una monstruosidad aterradora a una carne y unos huesos bellos por naturaleza

de tanto que se martiriza
y a poco que se responsabiliza,

qué grande, el ser humano.

sábado, 22 de mayo de 2010

How a resurrection really feels.


El escozor de los momentos grandes. Las venas irritadas de la desmesura. Echar la vida por los huesos. Cascada de piel femenina encima de ti. Decir lo obsceno, lo tremendo. Acumular los abstractos de los ojos cuando centellean desde dentro. Prendernos en un conjunto inimaginable. Capacitarnos. Irradiar sofoco. Aires templados desde fuera hasta los empeines del pie. El sabor ancestral del hombre primitivo e incorrputo. Dejar, de una vez por todas, de vivir del cuento. Arrancar la vida de antes, la dolida. Soterrar todos los tiempos anteriores, todas las manos y todos los mejunjes desprendidos por otros cuerpos erosiondos en la memoria. Porque partimos de aquí. Del vibrar del pecho desplegado. Las fisuras tan nítidas de le emoción embotellada. La pausa, el estado cíclico. Allá el resto con sus conciencias, con sus elucubraciones, con sus orgullos. Allá que se queden, flotando en la rozadura.El gesto desprevenido de la melaza entre los labios. El presente físico del todo siendo igual a la suma de las partes. Exactitud en los ángulos. Concedernos los gerundios. No recordar tanto sudor ni tan poca sombra . Suponer que así es la catarsis, la evolución, el ancla desencallada, las cenizas hechas ave de nuevo. No suponerlo, saberlo. Jurarlo enloquecidamente. Defenderlo. Viceversarnos. Muchísimas veces. Y basta, la ofensa, la crítica afuera, el mundo entrometiéndose. Zanjarlos. Recitarnos entre las piernas. Que reverbere la voz en el hueco de los muslos. Vendimiar la plenitud, y consumarla a puñados. No estirar demasiado esos raros segundos de universalidad, no funcionar en las retaguardias. La provocación deliciosamente oportuna. Elogiar la importancia de la simbiosis. Sinergia escurrida por el cuello. Eso que se hace de enmudecer cuando la plasticidad de la palabra se queda corta. No ser precisamente capaz de explicar de modo terrenal la resurrección de la carne. Que era polvorienta, que era hollín, que ahora es la matriz de la matriz de la auténtica persistencia.



we begin the work

may it continue
the great transmutation
may it continue
rite of instruction
may it continue
rite of passage
may it continue
as woman continues
may it continue
as breath continues
may it continue
- Diane di Prima-


Paula Sanz.

sábado, 8 de mayo de 2010

Cuarenta y ocho kilos de requiebros.

''That (sex) was the most fun I ever had without laughing''
-Annie Hall [Woody Allen]-


Cómo de espumosa debe ser la plétora de mis tiempos
en este concurrir inmaculado de recíprocos,
que han hecho aguas los úteros agredidos
de mis terapias rencorosas,
han
e
m
p
u
j
a
d
o,
lo mismo que un vientre alzado
por el magma del deseo epicéntrico,
las raíces del dolor negro y han abierto
la ingravidez para recibirte.

Digo confío y suena
a locos lamiendo hierro,
pero sale de la boca y parece decir tantísimo;
sortear la tierra de nadie con desmesura
tiene su fin en la voluptuosidad proyectada de tu voz.
Si así me vieran
los que secaron la corriente,
los que orgullosos me atribuyeron la piel sin la piel
y la piedad sin falta.
Si me vieran decir inmenso y no desplomarme,
sangre que corre con el cuerpo
y no por él.

Digo consonancia y solo suena
el brote caliginoso de lo que ahora tengo
escociendo de sal provocativa
mis hondas ganas de durarte.




Paula Sanz.


jueves, 29 de abril de 2010

Yo a las adherencias no les voy a meter el bisturí


''Somos producto de dos seres; no hay incapacidad posible de vosotros a mí, ni de mí a vosotros.Si admitís la ineptitud femenina, votáis con la mitad de vuestro ser incapaz.''
-Clara Campoamor. Debate parlamentario sobre sufragio univeral. 1931.-







Hablemos de muchas cosas, de una sentada, hasta quedarnos con el inaudito don de la ebriedad y notar el peso universal sobre el diafragma. Quiero decirlo tanto, la abundancia en exceso, las redundancias que se atropellan, y quiero que lo sepas, tú, indefinido, cualquiera me valdría, o quizás no. Cada cual elige su propia temática y la mía versa generalmente sobre esta bendita malditaexistencia o sobre cómo fue el mundo de aquel instante de satén y de raso, en brazos ajenos casi siempre, en yemas de mis dedos a veces. No por esto, por rebuscar en charco profundo, sé menos de lo que acontece fuera de las murallas de mi erial; comeré en crudo, sin más adornos, las desgracias de otras tierras, de sus mujeres y hombres, y me guardaré mis mejores lágrimas para la muerte. Seré seria cuando me canse de ser tortuosa. Cavaré lo que haga falta cavar si con ello viene un caudal; zozobrar para levantar con las llagas el nuevo mástil.

Pero sigamos hablando, o realmente, seguiré hablando yo, que discurso y textura me quedan para rato, para aturdir. De que ha llegado a mí un afluente hablo, sin pies en polvorosa, extracción humilde entre mis descalabradas estupideces; quien saca de la invisibilidad al otro es tan valioso, quien me corrige las desestructuras desde el eje, merece la vida servida en bandeja de plata. Porque tampoco quisiera dejarme en el tintero ese rencor tan español de pisotear al de al lado, ese ímpetu por desprestigiar la sensación contigua. Pobre de aquel que se refugie en las oscuras aspiraciones de su ironía. Por eso, por esa falta que en mi fuero interno me parece terrible, digo y digo alto, que no hay como estar llegando, haber llegado, llegar, a un nuevo núcleo entre dos que no peque de impertinencias. Mencionar llanamente que le estoy cogiendo tirria al proyecto de los hielos; soy más feliz viviendo templada, aunque tampoco así me evito los asuntos sangrantes. Sea como sea, la insensibilidad en los demás me reverbera en los órganos, me los revuelve, conforme voy apilando años, conforme voy rebajando semanas.

Para los que aún estén conmigo en esto, por compromiso o por gusto, quiero que sepan que igual sí, igual no tengo una gran historia que contar, porque a lo mejor lo que yo hago, lo que yo sé de manera mejor, es enhebrar las pequeñas cuentas de los rincones rotos de las vidas en tránsito. Me da igual, sinceramente, empolvarme la cara y sonreir sin ánimo, si yo me tengo en la clarividencia de lo que escribo. Si yo me tengo. Al fin y al cabo, algún día, ¿a quién vas a deslumbrar?. Pues entonces acojamos la compañía como tabla de salvación, como recompensa. La alegría de preguntarle a alguien: ¿Te acuerdas?- y notar que sí, que se acuerda.

Y aún así, desde el sincero peligro, creo que hay hombres singulares que agudizan los instintos de mujer pero no los aman, no abrigan a la mujer en todos sus contornos de luz y sombra; también hay mujeres que se van hacia dentro en un torbellino de absurdos. Eso también lo quería dejar claro. Pero en fin, qué decir, si yo a las adherencias-o a las garras, o al mercado pulverizado, o al espectáculo postmoderno revisado-no les voy a meter el bisturí, porque yo decido aceptarlo todo en mareas. Porque yo decido también zanjar esto, tanto juicio sincronizado, tanta ternura, tanta patraña y tanto que la defiendo, con un imperativo delicado que me está alborotando, que llevo un buen rato intentando colar por alguna fisura. Con lo maravilloso que es poderle decir a alguien: desnúdame-y notar que sí, que te desnuda.




Paula Sanz.

viernes, 23 de abril de 2010

Hay jaquecas que dan menos guerra que tú.


Una del mediodía: el atragantamiento.
A carcajada limpia
río tus limosnas.
Si mucha solear
y mucha copla,

pero cosquillear suelas
de mutilado
solaza más que tus nos
de pie quebrado.

Una y dos minutos que hacen de Troya una parodia.
Agua de cenagal,
papel mojado,
mis lágrimas a golpe
de pareado.

Apaga y vámonos, que
tantos entierros
no los velan ni cirios
ni serventesios.

Zahiere la regularidad impasiva del tiempo: las cuatro, las cinco, las seis.
No hay ábaco que cuente
las algazaras
que tu silencio liró en
tardes ajadas

ni deje a la altura de
tu insipidez,
más que el gitano acíbar
que arromancé.

La vuelta a casa en transporte público banaliza los incendios del alma.
Tus enmiendas duran lo
que un cigarrillo.
Mi hastío luce largores
alejandrinos.

Declaro por la presente:
nuestras reyertas
concomitantes son
octavas muertas.

Bailan un pasodoble a medianoche la compostura y el descalabro.
Gracias por los sonetos
que remendaste
con tu ausencia de esparto.
Todo un detalle

que seas un caballero
y me permitas
el placer de zanjarnos
por seguidillas.
Paula, en ascuas (no de inquietud, de ceniza).

No hay mundo para correr.

Gregory Colbert- Ashes and Snow photograph collection.

Un tango se desgrana a partir del abrazo de una pareja.
Y así deberíamos ser, siempre en el uso de los cuerpos, nunca de cuerpos para dentro; en esta vida que va mal, si alguien tiene un mejor remedio, que me empiece a explicar. Quizás en la duplicidad no reside la respuesta o quizás yo soy ignorante de lo profuso; sea como sea, algo acarrea, algo levanta, que las tripas cuajan y cuajan las pieles y nadie encuentra un porqué para transitar la tierra yerma.

Se baila en un compás de cuatro cuartos, y jamás se toca con percusión porque crea tal estridencia que haría del movimiento cálido un cableado eléctrico de histeria.
El ritmo desbocado por engullirlo todo, por paladearlo todo, no hace sino consumirnos en grietas de lo que avasallamos a nuestro paso. Quién pregunta de verdad y a quién le reverberan las respuestas. Si queda alguien que se pare a pensar. Hay una resquebrajadura de sangre y carencias cruzando los rostros tan compleja o más que deshilachar el impulso deslumbrante del ego alimentado.

El tango es un modo de caminar que vive en la eterna magulladura del que acecha.
Y caminar no es del todo andar cuando reculas, cuando estás equivocando la dirección, la intención y frenaquetechocas. Porque muchos -porque yo- se han bebido su norte en un siniestro de despropósitos, dejando atrás el momento cero en el que la pura expresión era poesía. Genialidad, tu nombre era de esta mujer. Cultivan muchos -cultivo yo- la hojarasca de las antiguas selvas sublimes.

El tango suele llorar sobre el hombro de cualquier bandoneón. 
No está bien visto lo de lloriquear sobre el lomo ajeno, no vaya a ser que se nos vean los colores y ya no podamos defender nuestra figura de acero abrillantado. Qué pagaría yo por lo diáfano, por la transparencia a grito pelado. Qué época es esta, que no me pertenece. A dónde irán a parar las historias polvorientas y de vergüenzas, los fallos de carne y hueso, la aceptación de Las Cosas Que No Fueron. 

Un tango mal compuesto suena a rezongo, a quejido. Un buen tango es el que mata, el que cura.
Mi ceniza y mi lacra antes que mi lamento.



Paula Sanz.