domingo, 31 de enero de 2010

A penny for my thoughts.

El tremendismo es siempre azul cobalto, como el fondo del cuadro que malpinto a base de tropezarme por gusto con todas las piedras. Si yo saliera siempre hecha de óleo, qué lejos quedaría mi título de Reina del Absurdo, qué poco aplicaría el ''apaga y vámonos'' y qué difícil sería diluirme en agua burdeos con sabor a amnesia-por-voluntad. No sé, la acuarela de madrugada a veces gotea de más. Igual que mi serenidad. Ahora tendré que limpiar los rebordes escarlatas de mis labios, dejarlos caer en el desuso, despintarme la piel, darme de bruces con el lienzo en blanco y darle una primera capa de gris (pisando con pies de) plomo. A buenas horas descubro que solo a mí me amarga un dulce. La displicencia que pregono es siempre coral y tostada, pero huele bien, a suavidad nacarada y oculta. Así funciono, así descarrilo. De entre los bocetos arrugados de otras horas espero sacar un dibujo que le haga justicia a la única razón que tengo, que es la de verdad, que de extraordinaria, es incolora. Y voy a poner las manos sobre la pintura fría y viscosa para plantar una huella por cada vez que he transgredido los límites del claroscuro. Por cada vez que he contaminado las sangres (in)necesariamente. Las puntas de la mayoría de mis pinceles están manchadas de verde esmeralda, violeta y añil; están manchadas de pupilas, un esquivar apurado y de la electricidad que hay entre mejilla y mejilla, por decirlo de otra manera. Tengo la camiseta hecha un desastre porque me creo pintora de cosas que tienen sentido, pero que, en realidad, se alzan y se expanden como el humo inocente de las bocas. Perder un pedazo de honestidad no se arregla dando brochazos naranja fosforíto a lo loco. Últimamente se había vuelto cobrizo el marco de mi cuerpo, por óxido o por temor, y cuando he ido a pulirlo, me he ido corriendo hacia el pasivo amarre del otro lado de la noche. Me estará bien empleado si la próxima vez que levanto un lápiz para esbozar un momento rosado y magenta, me dan con el aguarrás en las narices.



Paula Sanz.

1 comentario:

  1. Me flipan los adjetivos coral, tostada y nacarada cuando van juntos en la misma frase y tu manera de utilizar el paréntesis, sobre todo el primero de ellos :) Enorme, as usual :)

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